¿EXISTIÓ EL IMPERIO MONGOL?

 

¿Y si el Imperio Mongol no existió nunca, tal y como lo vemos en los mapas? ¿Y si las conquistas mongolas, amplias y vastas, no se tradujeron en un gran imperio, en un Estado sólido y unificado? ¿Y si debemos tener cuidado con las palabras, pues resultan equívocas, y caemos en absurdos como comparar el imperio romano, o británico, con el de los pueblos de las estepas?

Lo que vemos en el mapa que aparece en numerosas páginas de divulgación bajo el título del imperio mongol, que se nos presenta como uno de los más grandes de la historia. Un coloso que prácticamente dominó todo el centro de Asia.


 

Numerosas publicaciones lo citan como el segundo imperio más grande de la historia, solo por detrás del imperio británico. Y aparece incluido como subcampeón en diversos rankings de estados poderosos.

Pero ¿y si el imperio mongol que vemos en los mapas no existió nunca? ¿Y si el mapa que vemos en incontables publicaciones es impreciso, únicamente por su título?

Porque lo que vemos en este mapa es el alcance máximo de los ejércitos nómadas de las estepas en el Siglo XIII, unas conquistas o agresiones, si se quiere, pero no un Imperio. Esto es el dibujo de una zona de guerra, nada más ni menos. En pocas palabras, Gengis Kan nunca gobernó como un solo emperador sobre todo este territorio.

Así pues, si el título de este mapa fuera las invasiones de los pueblos de las estepas en el Siglo XIII, sería correcto, no tendríamos nada que oponer. Pero si el título del mismo es “el imperio mongol”, encontramos a todas luces una falsedad y una imprecisión absoluta.

Y ello por dos motivos.

El primero es que la mayor parte de las tropas que lideraba Gengis Kan, las constituían pueblos de etnia tártara, turca o tunguses, un conglomerado diverso de tribus aliadas, antes que mongoles nativos. Fue en estos pueblos que recayó principalmente el peso de la expansión y las campañas militares, y la razón es sencilla, los mongoles poseían una demografía modesta, y jamás se hubieran extendido tanto sin la ayuda de otros muchos pueblos aliados de las estepas y los montes Altai. De hecho, las lenguas tártaras y túrquicas fueron las que terminaron por imponerse en los territorios conquistados, y por hablarse mayoritariamente, antes que la lengua del gran conquistador. (Mapa lenguas túrquicas). Por tanto, el apelativo de mongol para el territorio conquistado ya es impreciso de entrada.

            En segundo lugar, hay que precisar que estos pueblos de las estepas conquistaron enormes territorios en el Siglo XIII, realizaron una expansión a gran escala, pero no crearon un gran imperio unificado. Por tanto, esta fabulosa estructura imperial que vemos en atlas históricos y publicaciones fue exactamente eso, algo fabuloso.

            Para probar esto no necesitamos datos ni teorías complicadas, nos limitaremos simple y llanamente a repasar la cronología.

Comenzamos por el principio. En 1206 Temujin, llamado también Gengis Kan, unificó a todas las tribus mongolas, e inició sus conquistas. No contaba con ninguna innovación en cuanto tecnología militar, pero fue capaz de coordinar bajo un mando común a pueblos de diferentes lenguas, etnias y religiones, alcanzando una gran eficiencia militar y táctica. Uno de sus puntos fuertes era la tolerancia, no le importaban y respetaba las lenguas o religiones diversas de sus vasallos conquistados, siempre que le profesaran una lealtad absoluta.

En el momento de la muerte de Gengis Kan, en 1227, había conquistado a otro pueblo de origen ganadero, los Jin, una estrecha franja al norte de China y Manchuria, y también controlaba las estepas y algunos reinos de Asia central. Pero en el centro de China, los Jin aún resistían, y fueron ellos quienes consiguieron dar muerte al temido guerrero; y al sur, la dinastía Song preservaba intactos sus dominios por más tiempo del que duró el imperio mongol unido. 

 


 

Esto que vemos en el mapa fue, realmente, el Imperio de Gengis Kan, ni un territorio más ni uno menos, dado que murió antes de que los pueblos de las estepas pudieran extenderse por toda Asia. Si quisiéramos titular un mapa “el imperio de Gengis Kan en su máximo apogeo”, no podría ser otro que este mismo.

            Como vemos, en aquellos momentos los mongoles habían avanzado por las estepas, por territorios áridos, agrestes y poco poblados. Pero apenas habían penetrado en el mundo civilizado, las grandes civilizaciones no habían sufrido aún su ataque, sino es en los territorios chinos septentrionales, y una porción de Persia.

Pero los sucesores de Gengis Kan, llamados Ogdei, Kuyuk, Mogke y Kubilai, continuaron las conquistas. Avanzaron por las estepas hasta Ucrania, unificándolas en su totalidad por primera vez en la historia, e irrumpieron en el Suroeste de Asia, donde se apoderaron del resto de Persia y solo en 1258 de Mesopotamia, aunque posteriormente fracasaron y fueron frenados por los sultanes de Egipto. También penetraron en China, derrotando definitivamente a los Jin, y sustituyéndolos como señores extranjeros, pero sin dominar el sur, donde todavía resplandecía la dinastía Song.

 En 1235, establecieron su capital en Karakorum, un paraje de Mongolia que había sido predilecto de Gengis Kan.

            Pero sus dominios eran demasiado extensos para ser controlados desde un único centro de poder, y tuvieron que crear una serie de kanatos subordinados, que teóricamente dependían de la capital. Los propios hijos de Gengis Kan parecían repartirse el pastel entre ellos, con una autonomía casi absoluta, ejerciendo el caudillismo, con escasa o nula coordinación. De hecho, la situación parece confusa, y hay fuentes que se inclinan porque su padre dividió formalmente el imperio entre ellos, y otras que citan que de alguna manera respetaban el título de Gran Kan, y aceptaban una cierta sumisión entre hermanos.

Teniendo en cuenta estos datos, desde una visión optimista que entienda que existía algún tipo de unión formal entre los cuatro sucesores de Gengis Kan, la máxima extensión que hubiera tenido el imperio mongol no sería otra que esta, un imperio que, con mucha generosidad, habría aguantado unido poco más de diez años. Si hubiera que titular un mapa: “el máximo apogeo del imperio mongol”, sería este. Pero siquiera entonces podríamos poner la mano en el fuego de que este imperio existió realmente.

 



En cualquier caso, a la muerte de Mogke en el año 1259, ya no nos cabe ninguna duda de que el supuesto imperio mongol se disgregó formalmente. Se acepta que surgieron cuatro grandes kanatos divididos: la horda de Oro, la Horda Blanca, Chagatai y los que más tarde formarían la dinastía Yuan de China.


 

 

Todavía entonces, en 1259, las conquistas mongolas se limitaban a las estepas y el centro de Asia, un lugar agreste y escasamente poblado. Los únicos avances sobre civilizaciones del mundo urbano, con ciudades, habían sido Persia, el norte de China y un año antes Mesopotamía. Las principales civilizaciones del Viejo Mundo: India, Sudeste Asiático, Sur de China, Europa, Oriente Medio, apenas se habían visto afectadas por las invasiones mongolas, de momento.

            Pero los diferentes kanatos, ya independizados, continuaron las conquistas y las incursiones, y al fin se vieron capaces, por separado, de penetrar decisivamente en el mundo civilizado.  Así por ejemplo, el kanato de la Horda de Oro, arrasó la actual Rusia y atacó Europa Oriental, llegando a la frontera de Polonia. El Ilkinato en Persia se consolidó sobre Oriente Medio. Y Kublai Kan, fundó la dinastía Yuan, y fue quien terminó de conquistar la totalidad de China en 1279, casi cincuenta años después de la muerte de Gengis Kan.

            En base a esta última expansión, se ha formado en el imaginario colectivo la idea de que los mongoles crearon el segundo mayor imperio de la historia, y la mayor estructura continental continúa, y se nos presentan mapas que abarcan desde Ucrania a Corea, desde el sur de Siberia a Persia, y también la totalidad de China.

Pero conviene señalar que dicho imperio no existió nunca, y que lo que vemos reflejado en esos mapas es la extensión máxima de las agresiones de las estepas en esta época, protagonizadas no únicamente por los mongoles, sino también por los tunguses o los turcos. Pero ni Gengis Kan ni nadie gobernó jamás sobre unos territorios tan amplios. Nunca hubo un único emperador que desde Karakorum gobernara sobre prácticamente toda Asia.        

Y así, puestas las cosas en su contexto, las invasiones mongolas se pueden equiparar a otras anteriores. Y comprobamos que forman parte de un fenómeno habitual en la historia. 

Los Göktürk, o turcos azules, dominaron en torno al 580 d.C. un espacio estepario bastante parecido al que conquistó Gengis Kan en vida, lo mismo que hicieron los rouran, que ya eran mongoles, un par de siglos antes.

 

Por no hablar de los hunos. Pueblo mítico al que perteneció el célebre Atila. Que inició su andadura nuevamente en Mongolia. Los chinos les denominaban Xiongnu, y eran un pueblo que había hostigado sus fronteras durante siglos.

En diversas oleadas los Hunos atacaron el mundo civilizado. Así por ejemplo, en el año 350 le tocó a Persia. Entre el 420 y el 440 ocuparon los reinos del Asia central. Poco después inrrumpían sobre los restos del Imperio Romano en Europa, India, etc., conquistando amplios territorios. Y sin embargo, a nadie se le pasa por la cabeza mencionar que crearon un gran imperio. 


 

Siguiendo con las coincidencias, las invasiones de los Hunos extendieron principalmente las lenguas túrquicas y tártaras.

Y que los sucesores de todos estos pueblos, continuaron las conquistas durante siglos, y fueron capaces de poner contra las cuerdas a las grandes civilizaciones históricas.

 

Así pues la historia de todos estos pueblos de las estepas es extremadamente parecida a la de los mongoles en el Siglo XIII. Fueron pueblos esteparios que se unieron temporalmente, iniciaron una carrera alocada para apoderaron de enormes extensiones, y después se fragmentaron. Sus sucesores, ya desunidos, cayeron después sobre el mundo civilizado, aprovechando momentos de debilidad.

Ello se debía a que sus líderes solo eran capaces de mantener la unidad de las distintas tribus mientras continuara la expansión, y dispusieran de nuevos botines de guerra para pagar a sus mesnadas. Esto era lo único que garantizaba la fidelidad de sus guerreros y generales. Y la mayor parte de las veces su actuación se resumía más en saquear, arrasar y escapar, en lugar de en conquistar y construir grandes estados.

Así pues, los mongoles, aliados con los turcos, tártaros y otros pueblos, cambiaron la historia Eurasia. Pero su actuación se relaciona con otras etapas de agresiones nómadas de las estepas, generalmente conocidas como las invasiones, más que con la creación del segundo imperio más grande de la historia. Un imperio que, en el mejor de los casos, tuvo unas fronteras más modestas de lo que aparece en los mapas, y que se mantuvo unido con suerte unos veinte años.

Para más información en el Vídeo:



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